De la pandemia a la prevención: la Influenza A bajo la lupa sanitaria


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Salud

Viernes, 16 de Mayo del 2025


Aunque el foco público ha estado en el COVID-19 durante los últimos años, el virus de la Influenza A sigue siendo una amenaza vigente, especialmente en invierno. Su capacidad de mutación y potencial pandémico lo mantienen bajo vigilancia constante por parte de las autoridades sanitarias, quienes insisten en la vacunación como la herramienta más efectiva de prevención.

La Influenza, comúnmente conocida como gripe, es una enfermedad respiratoria aguda que cobra especial importancia durante el invierno. Afecta con particular severidad a los extremos de la vida —niños y adultos mayores—, pero también impacta fuertemente en la población económicamente activa, generando consecuencias sanitarias y económicas.

Actualmente, la atención de los expertos se ha centrado nuevamente en la Influenza A, una de las variantes más vigiladas por su historial pandémico y su capacidad de mutar. Luego del aprendizaje vivido durante la pandemia por SARS-CoV-2, la ciudadanía tiene una mayor sensibilidad ante los virus respiratorios, lo que permite dimensionar con más claridad los riesgos asociados a este patógeno.

Históricamente, la Influenza A ha sido responsable de dos grandes pandemias del siglo XX: la mal llamada “gripe española” entre 1917 y 1921, y la pandemia de 1953. Ambas causaron millones de muertes a nivel mundial, y su impacto sanitario y social sigue siendo recordado como una de las mayores crisis de salud pública del siglo pasado.

A diferencia de otros virus, la Influenza A se caracteriza por una gran capacidad de variación estructural anual, lo que le permite evadir el sistema inmunológico humano. Además, posee la capacidad de recombinarse con virus de influenza animal, como los que afectan a aves y cerdos. Esta mezcla puede dar lugar a nuevas variantes capaces de infectar a humanos, generando brotes de alto riesgo, frente a los cuales el organismo no tiene defensas previas.

Frente a este escenario, el llamado de las autoridades sanitarias es claro: la vacunación anual es una herramienta clave para prevenir complicaciones y evitar la circulación masiva del virus. En el caso del hemisferio sur, Chile cuenta con una ventaja epidemiológica: al circular primero en el hemisferio norte, es posible diseñar campañas de inmunización más eficientes y actualizadas.

“El Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) y las campañas de vacunación de invierno han permitido una alta cobertura nacional, protegiendo a millones de personas y evitando la saturación del sistema de salud”, señalan desde el Ministerio de Salud.

Es importante también desmitificar las teorías conspirativas sobre las vacunas, que aún circulan en algunos sectores. Las vacunas contra la influenza han sido probadas durante décadas, demostrando su seguridad y eficacia. Cada dosis administrada es un acto de responsabilidad individual y social, que contribuye a proteger a los más vulnerables y a mantener el bienestar colectivo.

“Vacunarse no es solo una decisión personal: es un aporte directo al tejido social y a la salud pública”, concluyen los especialistas.